¿Reducción de embarazos y de conductas de riesgo en adolescentes?


Publica el BMJ la evaluación del Children’s Aid Society’s  Carrera (CAS Carrera) en Inglaterra, un programa gubernamental británico de educación sexual y conductas de riesgo en drogodependencias, basado en la metodología del

Los resultados del estudio indican que esta intervención (ojo, esta intervención, no todas son iguales) en prevención no reduce el número de embarazos en adolescentes, uso de cannabis o consumo de alcohol e incluso puede tener efectos en incrementar el número de embarazos.

Casi tan interesante como el articulito, es la editorial de Douglas Kirby sobre el mismo:

– Douglas aporta algunas claves para que puedan funcionar este tipo de intervenciones (personal carismático y conexión claro con los y las adolescentes participantes: ¿participación no?..). No olvidando tampoco –y esto es de cosecha propia- que el CAS Carrera es del 84, se implanta en un modelo anglo, pero al otro lado del océano (NY), mantiene una estrategia global y con multiintervenciones pero no sé si adaptada a los mismos adolescentes medio siglo después y lejanos de aquellos felices 80.

“But this does not mean that all youth development approaches are ineffective. For example, programmes may be more effective when implemented by charismatic staff, when they facilitate access to reproductive health services, when the staff connect with the teenage participants, or when the staff give a strong clear message about avoiding unprotected sex. Programmes may be less effective when one or more of these conditions are not met”.

– Otro dato aportado en la editorial son las limitaciones metodológicas a la hora de evaluar este tipo de intervenciones (¿tenemos herramientas adecuadas para medir estas intervenciones?)

“In the linked matched comparison study (doi:10.1136/bmj.b2534), Wiggins and colleagues evaluated a programme based on the CAS Carrera programme and other youth development programmes.2 This programme did not reduce the occurrence of pregnancy, however. Instead, pregnancy was significantly more common in the intervention group than in the matched comparison group (16% v 6%; adjusted odds ratio 3.55, 95% confidence interval 1.32 to 9.50). These results suggest that at best the programme had no effect, and at worst it had a negative effect.

One explanation for this effect lies in the methodological limitations of the study. For example, the lack of randomised assignment and slightly different criteria for selection into the programme group or comparison group may have led to the intervention group being at higher risk. Very low follow-up rates may also have affected results”

– Y revisa también Douglas las evaluaciones previas de los CAS Carrera en Estados Unidos, señalando un dato evidente  y llamativo en la orientación de este tipo de intervenciones preventivas:

“What can we learn from the pattern of the results across all four studies? One pattern is clear, consistent, and discouraging—none of the four studies found any positive effects on sexual behaviour in young men. This suggests that even intensive, comprehensive, and long term youth development programmes may have no effect on male sexual behaviour”.

Interesantisimo sobre todo por la necesaria evaluación de este tipo de intervenciones y sobre todo por la importancia de difusión los resultados . Aunque leidos en titulares sirvan para que haya una buena pléyade, retro-transgesora y pseudoentusiasta echándose las manos a la cabeza y diciendo pero-si-es-que-esto-ya-lo-decia-yo-que-donde-iremos-a-parar.

6 comentarios sobre “¿Reducción de embarazos y de conductas de riesgo en adolescentes?

  1. «¿Tenemos herramientas adecuadas para medir estas intervenciones?»

    Yo me pregunto: si las conclusiones del estudio hubieran sido las que sus autores esperaban (reducción del nº de embarazos y no al revés…) ¿Nos estaríamos haciendo esta pregunta?

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  2. Buenísima reflexión Cristóbal!! Muchas gracias. Al parecer las primeras evaluaciones del CAS en NY arrojaron resultados más favorables con metodologías similares.
    Sobre la duda del cómo medir, lo bueno es que afortunadamente ya nos hemos empezado a hacer esa pregunta hace tiempo y algunos ya han ido contestando:

    – Grading evidence for public health interventions

    Haz clic para acceder a grading_evidence.pdf

    – La evidencia de la eficacia de la promoción de la salud
    http://www.msc.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/promocion/evidencia.htm
    – Promoción de la salud basada en la evidencia

    Haz clic para acceder a psbe.pdf

    – School-based interventions on alcohol
    http://guidance.nice.org.uk/PH7
    – Evaluación en Salud Pública ¿todo vale?

    Haz clic para acceder a 138v21n02a13101033pdf0011.pdf

    – Preventing sexually transmitted infections and reducing under-18 conceptions
    http://www.nice.org.uk/guidance/index.jsp?action=byId&o=11376&history=t
    – Prevención en el sistema sanitario ¿hacia dónde vamos?
    http://pss17.wordpress.com/ponencias/

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  3. Hola, siguiendo un poco con el tema de la evaluación… entiendo que lo que se persigue es la evaluación de resultados en salud…

    y mi reflexión es la siguiente: si en este tipo de programas promotores de salud es tan dificil establecer que b es causa de a, es decir determinar la relación causa-efecto…

    ¿porque se intentan siempre evaluar resultados finales en lugar de resultados intermedios?

    o al menos yo lo entiendo asi…

    A ver si alguien me dice algo sobre esta cuestion que planea desde hace un poco de tiempo en mi cabeza…

    Un saludo, hasta pronto

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  4. Hace unas semanas oía a una responsable de violencia de género asegurar que se iban a realizar las investigaciones necesarias para averiguar qué estaba pasando con el «maltrato de género»… paradigmático… ¡a buenas horas, mangas verdes!…

    Hay un punto de partida que quizás sesgue o limite lo que podemos decir sobre evaluación de procesos psico-sociales, y sobre todo, procesos educativos: la identidad que se pudiera establecer entre «todo lo relativo a la salud» = medicina = «cosas que hacen los médicos-sanitarios».

    Con tanta práctica basada en la evidencia, sistemas de calidad, excelencia del trabajo en equipo interdisciplinar…
    ¿no habría que contar con los metodólogos, al menos, de las «ciencias del comportamiento» como la psicología, por ejemplo, en temas como éste donde hay un gran peso de profesionales de la medicina -como debe ser-, aunque puedan no ser estrictamente «médicos»?.

    Saludos,

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  5. Estoy totalmente de acuerdo en la postura de relativizar las conclusiones que puedan aparecer en estudios e investigaciones de estas características y no es porque dude del procedimiento seguido o la profesionalidad de sus impulsores sino porque en este tipo de evaluaciones no se puede generalizar, como mucho se pueden extraer orientaciones que habrá que triangular para reconocer su eficacia.
    En cuanto a la evaluación propiamente dicha decir que no existe en su justa medida porque, a pesar de que se nos llena la boca con la temática y está de moda, ¿realmente interesa desde el punto de vista político la I+D?¿se decida partida presupuestaria para su desarrollo?¿dedicamos recursos humanos, tiempo y esfuerzo a esta labor? pensemos en todo esto para poder llevarlo a la práctica…

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