Notes de un diputáu (y I): Mr. Cofiño goes to town


(en la seronda del 2023)

Lo primero que llama la atención al entrar en el hemiciclo ye´l tamañu que tien. Como tol mundu dixome que yera pequeñín yo vilu más grande. Vamos dicir que ye medianu: como una bombonera,  como la bombonera del Boca pero en políticu y con cuadros y vidrieres. El hemiciclo ye como New York. Nunca estuve en New York pero tol mundu diz qu’ una vegada que vas te paez que yá lo conoces por tou les vegaes que lo vistes nes películes. Y así fue en el hemiciclo.  

 
Lo segundo que llama la atención del hemiciclo cuando ya comenzamos les sesiones y plenos ye el ruido (dícese ruiu en asturianu). En general en Madrid ya hay mucho ruido. Parece que siempre está sonando una gran aspiradora de fondo. Esa gran aspiradora qu’amás d’en lo acústico puede percibise por esa atracción de los cuerpos y de les idees escontra’l centru del país. Y de les perres (dineros, no los animalinos) escontra otres partes tamién que non son Asturies.  

El ruido en el hemiciclo son comentarios en voz alta, exabruptos, insultos o gestos no verbales , todo muy aparatoso e impropio –pienso humildemente- de una institución de este tipo. Ye curioso que haya más sosiego en la cola de la pescadería que en una sesión de diputaos. Algo impensable en otru sitio como levantase y ponese de pie a hablar con alguien mientras uno habla en clase aquí puede hacese fácilmente. ¿Será por eso que la llaman Cámara Baja? (pensé pa mi, claro), ¿será que en la Cámara Alta no pasan estes coses y la gente ye más educada? Una vez escrita esta reflexión la arranqué de la libreta al darme cuenta que la equiparación de conceptos alto y bajo con ciertas actitudes no me pasaría el filtro de algunos comisarios políticos. Dime cuenta que iba a tener que tener mucho cuidao con lo políticamente correcto y lo políticamente incorrecto.  Y con les llibretes y lo que voi dir anotando. 

Hay ruidu. Ruiu muy machirulo aunque no tenga adscripción de género- que también- y mucho ruido que viene más claramente de algunas bancadas. Esti ye un datu obxetivu: algunes formaciones politiques griten más que otres (habrá que estudiar esto más detenidamente). Llámame mucho la atención que gente tan mayor y tan bien vestida puedan reaccionar de esa forma “como un patio de colegio chungo” (aquí arranqué de nuevo la hoja de la libreta porque dime cuenta que tampoco quizás era políticamente correcto decir que un colegio ye chungo). Llamen mucho la atención los gestos en les cares y como se mueven les manos para expresar que no se está de acuerdo. Ye épicu cuando alguno o alguna golpea el escañu con les dos manos: lo primero que vinoseme a la cabeza, y pido perdón a sus señorías, fue el planeta de los simios o lo del 2001 y la odisea nel espaciu. Los simios superiores o creyéndose superiores, vamos. 

Tengo dudes si el ruido y eses formes son parte del simbolismu del Congreso. Entiendo que además de les funciones que tien el Congresu (que pa eso estamos aquí claro, vease el titulo II de la Constitución) todo aquí tien una función muy simbólica. Quizás por eso está too lleno de periodistas (contao así un poco a boleo vienen a ser tres periodistas por diputaú) pa tomar nota de todo el simbolismu. 

Hay una escenificación muy clara que tengo que ir pillando el puntu en esto de la política (aquí a la escenificación le dicen perfomativo. Esto aprendilo esta semana). Digo esto porque paezme que el debate fallido de Feijoo ha sido un magno actu performativo. Non se si quedará en la oposición o irase, pero si se va tien futuro para montar una sitcom televisiva con rises enlataos (con ese gestu tan prestoso y maledicente a la vez que hacía de encadenar un zasca con un traguín de agua).  

Una llabor importante va ser que el ruidu no nos impida ir a la raíz de los problemas y a ameyorar la vida de la xente que ye pa lo que estamos realmente aquí. Y pienso que esta labor va más allá de los políticos: desfijar algunos titulares para seguir trabajando en lo importante aunque sea en la sombra. Aunque aquí en la sombra non trabaya ni dios: no hay casi sombra en la Corte y a mucha xente lo que gusta son los focos, cámara y acción. 

Por eso, pese al ruidu que hubo de fondo, que yera abondo en la investidura de Alberto Núñez-Feijoo, agradecí mucho cuando habló Marta Lois habló con un tono tranquilu y menos confrontativo. Paez que esto no le gusta mucho a todo el mundo. A mi gustome. Miré para arriba en el hemiciclo y hay cuatro vidrieras muy guapas que representan las alegorías de la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza. Y pensé que non ye mal argumentario para la llexislatura: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Ser firme sin levantar mucho la voz. Ser firme trabayando por detrás en lo que realmente importa en mejorar la vida de la gente. Dejarse de pijaes, ni ibex35 ni polles. Cómo voy echate de menos Aníbal, cómo voy a echate de menos pa contame que facer con to esto. 

Salí del Congresu y fui a dar un paseo para pensar un poco. Un poco melancólico y pesaroso por toda la faena que tenemos por delante para no perder de vista lo importante para la gente (aún no se bien cual ye una buena palabra en asturianu para nombrar la melancolía, gustame mucho el longing de los británicos, quizás diría que tengo longinos de non estar en casa mirando medrar a los cachorros). Me llegó la confirmación del curso de asturianu al que me apunté. Ye bien guapo pensar que he tenido que irme tan lejos de casa para aprender asturianu. Aquí rodeado de turistas a todas horas (acabo de tropezarme con un cientu d’ ellos en el metro) y ye curioso que no deja de sonarme la voz de mi güela. Cuando nos dormía de neños – ella y mi padre- pasaba los dedinos por nuesos párpados y decía páxaru, páxaru, páxaru y vasí enía el sueñu. 

Miré para arriba. Para’l cielu. Ye bien guapa la llume (luz) nesta ciudad. En la llende de los texaos de Madriz, cuando los aleros toquen el cielu, en ese interregno, nesa frontera tan preciosa, ráspiase casi la perfección. Hai país.  

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